Compañía de los Ferrocarriles de Ancho Ibérico de Arcadia (CFAIA)
El 10 febrero de 1890, durante la revuelta regencia de María Cristina y pocos meses antes de que en España se instaurara el sufragio universal masculino, en un escenario en el que pujantes compañías como la MZA Madrid-Zaragoza-Alicante, CCHNE Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, o la CAF Compañía Andaluza de Ferrocarriles, se repartían el mapa ferroviario español mientras que otras compañías como la MCP Madrid-Cáceres-Portugal o la CFX Compañía Ferroviaria de Xataf eran incapaces de mantener el ritmo, la Compañía de los Ferrocarriles de Ancho Ibérico de Arcadia (CFAIA) se constituía en Arcadia, absorviendo a la anteriormente mencionada Compañía Ferroviaria de Xataf.
Su objetivo era poner en valor las casi abandonadas infraestructuras de ferrocarril recientemente en desuso de la CFX y ampliarlas desde los ramales industriales del norte hasta la capital comarcal, de la que tomó el nombre.
Para ello comenzó en un principio a tomar parte en el importante trasiego de tropas y utillerías que ebarcaban hacia las colonias y dos décadas después aumentó su peso comercial con en el transporte de mineral destinado a la fabricación de armamento para la Guerra de Marruecos.
Las actividades de la Compañía comenzaron durante el transcurso del año siguiente a su fundación, en 1891, con todo el bohato propio de estas ocasiones, contando para el viaje inaugural con la presencia de la Regente y su hijo Alfonso XIII acompañados por el joven Barón de Arcadia, fundador y principal propietario de la compañía.
La importancia que D.Berengario de Altascumbres, Barón de Arcadia tuvo en la historia de la CFAIA queda patente al ser esta la única compañía de ancho ibérico que resistió tanto las nacionalizaciónes de 1936 como a las absorciónes por parte de RENFE en 1941. Su discreta pero continua presencia en la corte y en el ejército, granjeó a la Compañía el honor de llegar hasta nuestros días como la más antigua empresa ferroviaria privada española en activo.
La adopción del ancho de vía ibérico (6 pies castellanos o 1,67 metros) en lugar de la vía de ancho metrico como hicieron otras pequeñas compañías, fue una apuesta valiente en su momento, dado que incrementaba los costes, pero que ha conseguido mantener en valor sus infraestructura durante más de un siglo de historia, y que permite que por sus vías discurran hoy en día tanto composiciones de Renfe como servicios especiales portugueses y su propio material rodante.
Gracias a los acuerdos conseguidos por los herederos del Barón de Arcadia con las autoridades de la RFA a mediados del siglo XX la Compañía de Arcadia pudo adquirir material motor a vapor ya obsoleto por poco más de su peso en acero. De hecho hoy en día aún siguen en explotación varias joyas mimadas de aquella época, manteniendo incluso sus colores y matriculaciones originales, lo que consigue una continua afluencia de curiosos y amigos del tren hasta las instalaciones de la compañía.